Despierto tan temprano que me culpo mirando puntos fijos. Al menos hoy no puedo afirmar que soñar es incluso peor que estar despierta. L. no me habla desde ayer. Por un lado siento alivio pero por el otro, no puedo evitar pensar que se habrá cansado de mi indiferencia. Intenté quererlo, pero finalmente acepté que P. todavía me importa. Moriré sin un querer recíproco.