Temores paralizantes a la oscuridad, sensación de vacío profundo, noches insomnes. Yo, el lunes, caminando hacia el mar como Alfonsina Storni. Detenida en el horizonte, envuelta en el viento. Escuchando la voz de P. antes de escuchar la de A. De pronto, yo, frente a la playa helada, hablando de dolor. Mi lenguaje rebuscado hace que A. no me entienda en más de una ocasión. "La muerte, el corte y el suicidio son tres cosas distintas", dice preocupada. Mi mirada se pierde en un punto fijo mientras lloro. Quiero vivir.