lunes, febrero 05, 2024

Una mala noticia. Una herida de bala en mi sien, mi cuerpo joven y soñador profundamente dormido. Temo partir así del mundo. Reaparece la angustia y la sensación de vacío que creí haber dejado atrás el lunes pasado. La finitud me estruja.
"Te quiero sinceramente", palabras de P. que guardaré en mi corazón emocionado. Afecto que siento en lo más profundo de mi ser. Deseo cuidarlo, arroparlo en mi pecho, como al niño de mi sueño. 
Imágenes violentas, sensación de inseguridad y peligro inminente. Miedo intenso. Es el amor que siento por P. una fuerza que me empuja hacia el cielo. Vuelvo a estar entre sus brazos fuertes con una certeza: existo. Las tragedias se contrarrestan con la dicha de la existencia. 
Sueño con P. Lo escucho tocar su instrumento. Su efigie me tranquiliza como si se tratara de un ángel que viene a rescatarme del dolor. Horas de sueño partidas por el insomnio, comodidad entre las sábanas y un vuelco en mi sentir. 
En la sesión con A., descargué mi ira. La sexualidad ha sido mi vía de escape para evitar profundizar en mis sentimientos hacia P. Silencio inexplicable ante su cuestionamiento: ¿qué es lo que te atrae de P.? ¿Que sufra? 
Hay algo entre nosotros que nos impide soltarnos para siempre. Retornamos a las conversaciones diarias a pesar de las discusiones y la distancia. Ninguno se atreve a poner fin a esta historia, dejando un espacio en blanco, lleno de incertidumbre.