martes, abril 15, 2025

Fragmentos de mis cartas a P.:
Tenés un lugar privilegiado en mis escritos, pero fundamentalmente en mi corazón y en mi memoria.
Lo nuestro se enturbió, y todavía lo lamento mucho.
Siempre vi una luz en vos... algo que me enamoró, algo que amé y que sigo amando.
Aproveché cada momento para hacerte sentir amado.
Te pienso, y se me parte el corazón.
Lo que más me duele es todo lo que no pudo ser.
Pensar que ya nos dimos el último abrazo, y que no voy a verte nunca más.
Siempre me quedó la espina de lo imposible.
Quién diría que iba a enamorarme perdidamente de vos...
Y todavía te amo.
Y a pesar de todo.
Esta mañana soñé con vos. Otra vez.
Te fuiste.
No pudiste cuidar mi amor.
Algún día voy a poder vivir con eso.
Perdón por todo el daño que te causé. Espero, de todo corazón, que puedas ser feliz.
Me hacés falta. Y aunque hayas decidido alejarte, te recuerdo con mucho cariño. Supongo que, a medida que pase el tiempo, dolerá menos.
Gracias por haberme mirado con ternura.

La letra refleja mi tristeza con mayor fidelidad.
Finalmente, decidí no hacerle llegar estas palabras de una manera indeseada para él.
Mi plan se debilitó después de mi última sesión psicoanalítica con A., quien dijo que P. no me quiere. Tiene razón: le puso fin a nuestra relación, y yo debo aceptarlo. 
Un año y medio después, aún me pregunto si alguna vez dejará de atormentarme este dolor que siento tan profundamente. Continúo desintegrándome por culpa de la imposibilidad.