viernes, noviembre 08, 2024

Me ilusioné creyendo que estaba reconciliándome con P. a partir de nuestro reencuentro. Pequé de ingenua al imaginar que vendría a visitarme mensualmente. Me siento tan avergonzada por haber expresado tan fervientemente mi deseo. Silenciosamente, P. evitó cada una de mis intenciones propositivas. Satisfice su apetito con besos y caricias, y ahora ya no me necesita. Jugaremos a enmudecer como si se tratara de una partida estúpida. Detesto que mis necesidades se vuelvan incontrolables, dominándome ellas a mí. Me siento como una bestia insatisfecha e insaciable, que ni siquiera puede fingirse inteligente y madura. Al menos no se lo hago saber a P., enfurecida, aunque también me angustia terriblemente. Dormiré para alejar mis quejas.