lunes, octubre 07, 2024
Pasé dos días sin ingerir alimentos. Recuerdo un consejo de mi abuela: si no comés, al menos tomá agua. Son ahora las cuatro de la mañana, y desperté con un dolor de cabeza muy intenso. No tengo ningún problema, simplemente me aborrece la comida. Quizá el psicoanálisis pueda teorizar sobre esto, y enlazarlo a mi madre. En fin, tengo que volver al trabajo, y no siento ninguna fuerza poderosa dentro de mí. Más bien, me pienso inerte, y vacía. Opino que mi mente se enturbió como la madrugada. ¿Por qué? ¿Por los días intensos, o tal vez las más diversas emociones, o el reposo necesario? Insisto: todo está muy bien, excepto esta nada estomacal. Y la irascibilidad que despierta R. en mí. Y el no poder abrazar a P. Y quizá la atención excesiva de T. Nada de todo esto es tan angustioso como para evitar comer. No estoy enferma, es aburrimiento, ya escribí sobre esto.