Probablemente me felicite y sonría, como si no pudiera creer lo que hice, ni antes, ni durante, ni después de la discusión. Luego, mantuve conversaciones con otras personas, algo por demás extraño en mí.
Sigo sintiendo ira, pero también tristeza, tranquilidad... Es difícil de describir. Es como si estuviera liberándome de la cárcel de mi mente, como si de pronto hubiera en mí una fuerza aún más poderosa que esas hormiguitas apenas visibles.
Ahhh... es como si tuviera alas en medio de una noche oscura.