jueves, febrero 06, 2025

Paul McCartney entona Anyway. Mientras tanto, pinto. Mi mente, por fin calmada después de una terrible pesadilla: un tesoro escondido en un lugar insólito, posteriormente el lugar vacío. Se desata una lucha armada entre vecinos, hombres que destruyen y hombres que matan por venganza. Un hombre asesina a una mujer, y otro mata al primero. La escena final: el torso de un hombre atravesado por una escopeta, su cuerpo descartado en el baúl de un auto, sobre el cadáver del hombre que lo aniquiló. Recuerdos confusos de viejos conocidos que deambulaban por ahí. ¿Quiénes sobrevivieron y quiénes murieron? ¿Y el tesoro?
Desperté recordando las palabras de mi psicoanalista sobre mi última pesadilla agorafóbica. Entonces pensé: menos mal que tuve esta otra pesadilla. Pronto me sentí aliviada. Me alimenté después de doce horas, me duché y experimenté una profunda paz interior, casi teñida de alegría. Casi habiéndome amigado con la agorafobia, mi eterna compañera. 
Había estado pensando demasiado en esto, angustiada porque jamás podré curarme. Es sabido que tendré esta fobia toda la vida y, aunque trabaje arduamente, ya es parte de mí. ¡Ah, envidio a aquellas personas con una fobia específica! En cambio, yo me siento completamente incapacitada.
Ayer soñé con una ex pareja de P. Conversaba con otra mujer que tenía su radiografía dental y se quejaba del tamaño de sus dientes. Extrañamente, la ex de P. era vendedora. Entré a su local y observé, aún más extrañada, que querían exhibir la radiografía en la puerta. Me desperté a las cuatro y media de la mañana, con mi pensamiento, obviamente, dirigido a P. Sigo elaborando mis emociones en torno a él.
Volvió A., después de su supuesto enojo por haberlo confundido con P. Decía que había estado ordenando y encontró una camiseta de la banda que ambos seguíamos. La banda de la que formaba parte P. Esta vez, A. me recordaba cantando una canción cerca del escenario. Todo esto me devolvió al día posterior a la partida de P. 
Encendí una vela y un sahumerio, y, de puño y letra, le escribí una carta de la que posteriormente me deshice. Lo único que recuerdo es que le agradecía, a pesar de que estaba profundamente conmovida. Pensar que pasaron dos semanas de aquello... 
Paul entona Anyway. Mientras tanto, espero. 
Mi corazón, empedernido.