En el sueño, trataba de compartirle a P. algo importante, pero no sentí una conexión profunda al conversar con él. Era un cambio significativo, ligado a la incertidumbre. P. nunca estuvo dispuesto a reciprocar mi apertura emocional.
La contradicción emocional me llevó a llorar en varias ocasiones. Decidí descansar y distraerme, inapetente. Quizá el sueño fue solo una excusa para no cumplir con mis propósitos. Llegué a pensar que tengo una relación más directa con mis pensamientos, pero me cuesta explorar mis emociones.
No cerré el capítulo "P." en mi vida, ni mucho menos. Y, por momentos, siento que nunca lo lograré. Perdí mi identidad y ahora me siento vacía. Mi temor ante la posibilidad de no volver a verlo va más allá de lo onírico.
No salí a tomar aire en todo el fin de semana. No leí, ni pinté, ni hice yoga. Tampoco logré comprender el sueño en profundidad, pero creo que fue el desencadenante de mi falta de interés por el control. Así como la carne, el sueño me resultó desagradable y difícil de digerir. El desorden... mis emociones confusas.
La nostalgia me hizo sentir melancólica, preguntándome por qué P. nunca se interesó por mí de la manera en que yo quería. Aunque intenté cuidarme, me sentí extraña recordándolo.
Tuve un sueño en el que tosía gotas de sangre mientras me duchaba. Intentaba mostrárselas a alguien, pero se habían convertido en puntos casi imperceptibles. Si la sangre representara mis emociones, diría que son demasiado complejas para ser expresadas con claridad.
¿Por qué elegí evadirme? ¿Para evitar sentirme triste por P.? ¿Tomé el control sobre mis recuerdos y sentimientos pasados? ¿Por qué no puedo mantenerme enfocada en el presente? ¿Por qué aquel sueño me hizo cambiar de un día para el otro?