domingo, marzo 31, 2024
sábado, marzo 30, 2024
miércoles, marzo 27, 2024
domingo, marzo 24, 2024
viernes, marzo 22, 2024
jueves, marzo 21, 2024
viernes, marzo 15, 2024
jueves, marzo 14, 2024
Regresé a casa después de tres horas, y pensé nuevamente: me quiero. Qué dicha más emocionante compartir tiempo conmigo. Cuánto he huido de mí misma, cuánto he anhelado encontrar un hombre, cuánto he querido insanamente, cuánto he necesitado de mí sin saberlo. Siempre he sido una persona solitaria que se refugiaba en la literatura y la música, pero la sensación de vacío me pesaba enormemente. La última vez que lloré fue el lunes, cuando me emocioné. Desde entonces, he descubierto que dentro de mí habita una muchacha a la que quiero abrazar y sostener por siempre. El vacío se colmó de sentido y significado, la vida es más que nunca un escenario fascinante. El mundo que me rodea no deja de sorprenderme. No demonizo mi relación con P. ni he dejado de quererlo, pero ya no lo necesito. Existo sin él, sin sus palabras, sin su afecto, sin su deseo, sin su presencia. Existo, me basto conmigo misma. Quizá éste sea el primer paso para construir afectos sin depender emocionalmente de los otros.
miércoles, marzo 13, 2024
martes, marzo 12, 2024
Diez horas de sueño partidas por la mitad, je suis la belle au bois dormant. Salgo a la calle, camino, luego tomo un bus. Las voces insistentes me ponen nerviosa, ¿será ese el motivo de mi debilitamiento? ¿O tiemblo, acaso, por la falta de alimento? Pienso en mi soledad, escucho música, juego y pinto. P. describió nuestra relación como negativa, lo cual me genera culpa.
lunes, marzo 11, 2024
domingo, marzo 10, 2024
sábado, marzo 09, 2024
viernes, marzo 08, 2024
jueves, marzo 07, 2024
miércoles, marzo 06, 2024
He pasado veinte horas absteniéndome totalmente de la comida, refugiándome en la tiniebla, abandonándome a la sensación de vacío. He tenido una conversación lujuriosa con P., deleitándome con sus palabras procaces e impúdicas. Mi corazón latía con fuerza, haciéndome sentir viva, y fue en ese momento que un recuerdo vino a mí. Hace diez años, en una clase de teatro, tuve que fingir mi muerte. Me encontraba en un espacio cerrado pero inmenso, rodeada de estudiantes de catorce y quince años, patidifusos al recibir la consigna. Todos nos desvanecíamos en el suelo, pero la sensación de vergüenza no me terminaba de conectar con el dolor que se suponía debiera experimentar en ese momento. No me vi afectada ni conmovida, fallecí impasible, cayendo delicadamente con mi mano derecha sobre mi pecho. Me apagué, como cada noche hundida en la comodidad de la cama.
martes, marzo 05, 2024
lunes, marzo 04, 2024
— No sé qué hacer
— Nadie puede salvarme
En mi mente, Paul McCartney comienza a entonar "The Long And Winding Road", mientras mis ojos llorosos se clavan en el ventanal y mi cuerpo queda paralizado. Al regresar a la cama, el silencio de la madrugada me permitía prestarle atención a los golpes de mi corazón contra la pared de mi pecho herido. Eran latidos imperecederos, inacabables y acelerados. Me sentía afligida al imaginar a mi corazón bombeando sangre, tanto que lo imaginaba fuera de mí, como si pudiera verlo contraerse en una superficie plana, como si no me perteneciera, como si me extrañara sentirme parte de esta vida (quedarme-apagarme-fenecer).