viernes, marzo 15, 2024

Es viernes, quince de marzo. Han pasado tres meses desde mi encuentro con P. Me inquieta percatarme de este detalle. Mi mente insiste en traer su recuerdo al presente. No puedo dormir, no es tristeza sino apego. Aunque hace tres días que no hablamos, no extraño nuestra conflictiva relación. Me siento mejor así, con su ausencia y mi presencia. Sin embargo, le escribo: ojalá ser frígida ojalá ser pura ojalá ser inocente ojalá ser ojalá no ser.
Salí a caminar durante dos horas. Mi mirada se perdió en el rostro de un hombre que guardaba un parecido sorprendente con ÉL. He renunciado a la lectura en la plaza debido a la pesadez del clima, la gente por doquier o mi acelerado paso. En su lugar, he leído entre las sábanas. Necesitaba profundamente un momento silencioso, captar mi desnudez, fijarme en mi rostro, respirar con ambas manos en el abdomen.