jueves, marzo 14, 2024

Al igual que ayer, me desvelé solo una vez (a las tres de la mañana) y volví a comer cuatro veces al día. Salí al exterior con le bon ange féminin, compartimos sonrisas cómplices y caminamos por nuestro antiguo barrio. Por la tarde, me dirigí a una plaza con un libro de Simone de Beauvoir, "La mujer rota". Leí durante una hora y media, deteniéndome a veces en mis pensamientos. Un mirlo revoloteaba entre los arbustos ("take these broken wings and learn to fly"). Un par de palomas hacían crujir las hojas secas mientras caminaban detrás de mí. El sonido del viento se confundía con el del agua, arrastrando en espiral láminas delgadas y muertas. Recuerdo a una niñita rubia de unos cuatro años, llamada Victoria. He visto pasar personas de todas las edades, pero he pasado más tiempo en soledad que ayer. Fui al Parque del Oeste, cerca de la plaza. Al rodearlo, me encontré con una pared que rezaba: "no puedes amar sin amarte". La portada del libro en mi mano llamó la atención de un motociclista, quien luego me miró a la cara con cierta incredulidad. 
Regresé a casa después de tres horas, y pensé nuevamente: me quiero. Qué dicha más emocionante compartir tiempo conmigo. Cuánto he huido de mí misma, cuánto he anhelado encontrar un hombre, cuánto he querido insanamente, cuánto he necesitado de mí sin saberlo. Siempre he sido una persona solitaria que se refugiaba en la literatura y la música, pero la sensación de vacío me pesaba enormemente. La última vez que lloré fue el lunes, cuando me emocioné. Desde entonces, he descubierto que dentro de mí habita una muchacha a la que quiero abrazar y sostener por siempre. El vacío se colmó de sentido y significado, la vida es más que nunca un escenario fascinante. El mundo que me rodea no deja de sorprenderme. No demonizo mi relación con P. ni he dejado de quererlo, pero ya no lo necesito. Existo sin él, sin sus palabras, sin su afecto, sin su deseo, sin su presencia. Existo, me basto conmigo misma. Quizá éste sea el primer paso para construir afectos sin depender emocionalmente de los otros.