viernes, enero 03, 2025

P. trató de controlar nuestra relación. Me leía, pero mantenía distancia, falto de respuesta. No tenía iniciativa para comunicarse o bien para mantener la comunicación. Me hacía sentir culpable y ansiosa, faltándole el respeto a mis sentimientos y necesidades, cuando él no me daba tiempo ni atención. Criticó constantemente mi accionar, haciéndome sentir insegura, no valorada y mal conmigo misma. A menudo me frustraba y perdía el autoestima. Decía que si realmente lo quería, tenía que hacer ciertas cosas. Se comportó de manera pasivo-agresiva. Me hizo dudar de mis propios recuerdos. No permitió que me acercara a él, y me manipuló para hacerme responsable de sus sentimientos. Se excusó para evitar hablar conmigo sobre sus emociones, temas importantes o conflictivos. Se centraba en lo superficial. Evadiendo conversaciones profundas, controlaba el ritmo y la profundidad de la relación. Se siente incómodo con la intimidad emocional. Teme perder el control, volverse vulnerable, confiar o depender de mí. No tiene la madurez necesaria para enfrentarse a la intimidad y la conexión emocional, probablemente a raíz de sus problemas de autoestima o traumas pasados. Tiene dificultades para comprometerse en una relación a largo plazo, prioriza su independencia y libertad, temiendo que esto cambie. No es transparente ni honesto sobre sus sentimientos. No presta atención a mis preocupaciones, invalida mis emociones, es despectivo y egoísta. No muestra interés en mí ni en lo nuestro, ni se esfuerza por resolver conflictos. No me escuchaba cuando necesitaba hablar, ni consideraba mi opinión. Se enojaba fácilmente y no sabía manejar sus emociones de manera saludable. No expresaba gratitud por lo que hacía por él ni por la relación. Se comportaba como un narcisista, distante y frío, sin mostrar afecto.