Nuestra sesión finalizó veinte minutos antes, dejándome A. con pensamientos que continúo procesando. Supongo que este corte abrupto fue una estrategia terapéutica de su parte, para ayudarme a reflexionar intensamente. En un primer momento, me sentí muy confundida.
Apuntes terapéuticos:
- Me obsesiona volver alcanzable lo inalcanzable.
- Me fascina lo imposible.
- Permito que me maltraten, me critiquen y me culpen.
- Permito que desvaloricen mi experiencia y habilidades profesionales; el otro está frustrado.
- Permito que compitan conmigo; el otro se siente inferior y quiere demostrar que es mejor.
- Me dejo controlar por inseguridades ajenas.
- Respecto a mis logros, el otro es limitado, se percibe como fracasado y se siente inadecuado.
- Permito el acercamiento como una manera de compensación.
- Permito que el otro exprese su incomodidad al verme en una posición de autoridad y cuidado con niños.
- Tolero comportamientos tóxicos por temor a ser abandonada.
- Soy una adicta emocional.
- Confundo sacrificio con amor, sin permitirme recibir el mismo nivel de cuidado y atención.
- Tiendo a justificar comportamientos hirientes por la historia personal del otro.
- Pienso que el amor requiere sufrimiento, y que mi dolor es prueba de lo mucho que amo.
- Tengo la creencia de que si amo lo suficiente, puedo sanar al otro.
- Idealizo a la persona que amo, ignorando sus defectos o el daño que pueda causarme.
- Busco resolver conflictos inmediatamente, incluso si el otro necesita espacio, porque temo que el distanciamiento sea definitivo.
- Interpreto los momentos de distancia como señales de rechazo.
- A veces me siento invisible, como si mis esfuerzos no fueran reconocidos.
- Me siento atraída por alguien emocionalmente distante, creyendo que puedo ganarme su amor si trabajo lo suficiente.