I – La quemadura
Ayer me quemé un dedo con el horno. Mientras me curaba, me vino a la mente Wanda Taddei, prendida fuego por el ex-baterista de Callejeros.
Me dormí escuchando la banda: "No cambio nada y vuelvo a la cama, pensando que tal vez mañana todo será un poco menos peor que hoy".
II – El fantasma de Canterville
Me desperté a las 9, o creí hacerlo. Fui al baño y me miré al espejo. Pero no estaba sola.
La toalla era un torso, el torso de J. L. Llevaba una camisa a cuadros, azul.
Grité: "Fantasma hijo de puta, hijo de puta." y le pegué con algo —una toalla, tal vez—.
Desapareció. Pero volvió. Apareció detrás de la ventanita del baño. Y yo, otra vez, lo insulté. Quebrada, furiosa.
Volví a la cama y prendí la luz. Era tenue, como si se hubiera cortado la electricidad.
Fui hacia la ventana, subí la persiana, abrí las cortinas. Entró la luz del día.
Cerca había una silla con un almohadón y ropa de abrigo.
Mi gata se acomodó ahí.
III – El despertar
Todavía era temprano: las 8:30 de la mañana. Quise quedarme despierta.
Me dolía la idea de volver a encontrarme con él.
El fantasma no era J. L.
Era P.
Disfrazado de otro.
IV – Otra pesadilla
P. vuelve a pronunciarse.
No habla de amor, ni de política, ni de música.
Habla de mujeres tatuadas, de sexo oral, de bebés y pañales.
Una nueva escisión: la mujer sexuada, deseable; y la otra, la madre, que solo pide plata.
Brutal.
Es un misógino que no respeta a las mujeres.
Ni siquiera a la madre de su hijo, que horas atrás le había dedicado un tierno mensaje, ubicándolo en el rol de padre "presente y amoroso".
¿Eso es ser amoroso?
Es un desagradecido y un infeliz que desprecia y deshumaniza al género femenino.
Como no puede soportar ni procesar el amor, lo pervierte.
Responde con violencia y odio a través de teatralizaciones baratas.
V – La luz
Sobre la silla, mis chocolates favoritos y mis cuadernos.
Una lapicera a mano, lista para garabatear de nuevo sobre el lienzo.
La luz entra a través de las cortinas blancas.
Mi gata duerme cerca, acurrucada entre mi ropa de abrigo.
Escucho mis canciones favoritas: esas letras sociales y políticas que me salvan del fantasma de P.
La felicidad se asoma, melodiosa.
Ah, es lunes.
"Si me cansé de perder fue porque una vez me desangré por perderte."
— Callejeros