No sé si estás vivo o muerto
y si puedo buscarte en esta tierra,
o solamente en la tiniebla nocturna
como a un difunto llorarte.
Tú eres todo: mi ruego diurno,
la llama débil del insomnio,
la bandada blanca de mis versos,
el azul incendio de mis ojos.
ANNA AJMÁTOVA