lunes, septiembre 30, 2024

Soñé con T., y con P. Son las cinco de la mañana: un gato entró por mi ventana, y un pajarito se puso a cantar. Estoy nerviosa.
Finalmente, he visto a P. (acto fallido, en realidad hablo de T.) Compartimos tres momentos juntos. Como agradecimiento por su ayuda, le regalé un chocolate. T. opinó que aquel gesto era lindo, y me abrazó.
A veces, me angustio exageradamente. Quisiera tanto leer palabras de P., y sumergirme en su mirada. Por el contrario, tengo que conformarme con los ojos celestes de T. Hablamos mucho, además.
En la mayoría de nuestras conversaciones, me siento ahogada. No quiero hablar dos o tres horas con T. No quiero aceptar su "cita". No quiero perderme a mí misma por nadie más, bastante me costó llegar a este punto.
Descansaremos del trabajo juntos, conversaremos y nos reiremos. No sucederá nada más, porque quiero a P. Aunque él no sienta deseos de verme o hablar conmigo aún, lo esperaré. Quiero respetar a P., y quererlo sanamente.

sábado, septiembre 28, 2024

Ahora entiendo a P. y su necesidad de espacio. T. es simpático y me ayuda con D., pero últimamente conversamos demasiado. Además, intenta seducirme, y yo no quiero estar con T. sino con P. Me genera ansiedad la llegada del lunes, ya que T. espera verme. Podría llegar a pensar que P. se sentía muy cómodo conmigo, y que le gustaba realmente; pero le escribía constantemente, y no quería envolverse en esa nube asfixiante. Hace una semana no hablamos, y mañana se cumplirán dos meses de nuestro último encuentro. Me gustaría mucho verlo, abrazarlo y reírme con él. Aún queda una semana silenciosa por delante, al menos eso es lo que prometí. Una semana atareada, repleta de trabajo. Semana en que veré dos veces a T. Quizá, al acercarme a P., él pensaba en mí, casi tanto como yo pensaba en él. Ahora, pienso constante y apasionadamente en mis trabajos. Aunque, sí, él sigue dando vueltas en mí. Mi necesidad de afecto disminuyó considerablemente. Creo que, en gran parte, todo ese afecto proviene de mí, y aquello me basta. Pero además, mi afecto no está únicamente ligado a P., pues J., D. y J., son también receptores de mis sentimientos más tiernos. Estoy aprendiendo a querer.

Me angustia pensar en mi situación actual con P. 

jueves, septiembre 26, 2024

Contemplé tanto mi desnudez que olvidé escribir. Rendijas de luz se dibujaban en mis piernas, y mi cuerpo era al fin hermoso. P. tenía razón acerca de la suavidad de mi piel, aunque esta vez no era él quien me acariciaba eróticamente. Fue un momento de paz, antes de la venida de un día interminable. Después de aquello estudié, y prácticamente no pude dormir.
Conocí a J., una niñita tiernísima. Pero mi mente piensa obsesivamente en otro suceso: ayer me reencontré con T. después de algunos años. Trabajé a la mañana, y también a la tarde, por primera vez. Cuando llegué al nuevo trabajo, allí estaba. Nos dijimos algunas palabras, después nos cruzamos brevemente, y por último, compartimos un momento junto a D. Ambos lo ayudamos con sus actividades, mientras hablábamos y nos mirábamos sonrientes. Yo me sentía avergonzada, es un muchacho realmente encantador. Hay algo seductor en él, aunque primero creí que era mi impresión. Luego del día cansador, me escribió, y conversamos mucho. Espera que llegue el lunes para volver a verme (ojalá P. deseara lo mismo). 
A veces sufro porque temo olvidarme pronto de P., y además siento, que se olvidará de mí también. Cada vez me resultan más lejanos nuestros recuerdos, suelo esforzarme por traerlo a mi mente; creo que estoy dejando de desearlo. Lo quiero, pero si no corresponde a mis anhelos libidinosos, éstos morirán más temprano que tarde. Hace algunos días me angustié, pues ya no dispongo del tiempo necesario para coincidir con él. Me temo que será imposible volver a verlo, al menos por unos meses. Quisiera pasar un instante cerca suyo, pero no me busca. Supongo que el tiempo aparecería como por arte de magia, si ambos estuviéramos dispuestos a abrazarnos. No solo el tiempo lo vuelve imposible una vez más, sino que acerca a mí a una persona posible, como lo es T. 
Quiero a P. de vuelta. Quiero que reviva lo nuestro. Quiero algo exagerado: que P. vuelva a quererme y desearme.

lunes, septiembre 23, 2024

Apuntes terapéuticos:
  • Despersonalización: cuando me enamoro, me fundo con la persona amada y me pierdo a mí misma.
  • Me aferro constantemente, y esto me produce dolor. Lo extiendo más allá de la persona amada, también me sucede con escritoras, gustos musicales... Si no me aferro a estos salvavidas, me ahogo.
  • Me entristece la falta de ternura. División de mis necesidades: el sexo está por un lado, pero la ternura es excesivamente necesaria para mí.
  • ¿Si alguna vez se me demostró ternura antes? Sí, por supuesto; mediante gestos, actos, palabras. Pero no puedo recordar algo puntualmente.
  • Los pensamientos obsesivos aparecen cuando deseo aquello que no puedo obtener.
  • Puedo sostener las desregulaciones de J., un niñito impredecible. Esto es importante.
  • Puedo afrontar momentos de solitud. Hoy, pasé al menos tres horas y media en absoluto silencio. Tomé aire, escribí los pensamientos que se me cruzaban por la cabeza, y miré el techo. Fue raro, algo incómodo. Acostumbro a llenarme de estímulos y un sinfín de tareas semanales, el tiempo contemplativo me asustaba.
  • P. es mi único vínculo afectivo intenso. Es la única persona de la cual hablo en terapia, ya que no menciono a mis padres o a mi hermano.
  • Cualquier vínculo amoroso me lleva a perder la identidad. Hoy hablé de P., también de N. Es un círculo vicioso. Si no estuviera P., me pasaría con otra persona.
  • Mi deseo genuino es poder conversar con P. en algún momento, y tener un encuentro tierno.
  • Cuando estoy sola, los pensamientos catastrofistas no existen. Quizá tengo alguna crisis, como la del jueves o viernes, pero después abundan las lucecitas de colores y los proyectos. Esto me resultaba impensado hace algunos meses.
  • Tengo dos trabajos, hago terapia hace un año y un mes, estoy inmersa en un curso. Me gusta leer, ver un programa semanal de televisión, hacer yoga, estudiar francés e inglés. Tengo deseos de cuidarme, ya sea descansando o alimentándome. No pienso angustiosamente en una persona, sino en todo esto.
  • Me siento muy bien emocionalmente. Lo único que me conflictúa es el presente con P., ya que me gustaría que fuera de otra manera.

domingo, septiembre 22, 2024

Acostado, con los ojos cerrados, y los brazos descansando a los costados del torso. Una mujer se posa sobre mí y besa mi cuello.
La espero, se demora como siempre, pero al llegar me abraza más fuerte que nunca.
Acaricia mi barba, observa mi rostro desde mi hombro. Me mastica tiernamente con sus ojos.
Me escucha, casi no me pisa las palabras. A veces es un poco más ruidosa.
Se sonríe con mis chistes y ocurrencias.
Me desea, apasionadamente.
Sus dedos tocan mi pelo como si se tratara de cristal.
Está escrito en su mirada que me quiere locamente.
Se acerca a mí, con afecto y delicadeza.
Pasan las horas, y nosotros enredados en nuestras risas.
El silencio es increíblemente cómodo y respetuoso.
Juega con mis dedos y muerde mi labio.
Amenaza de muerte a mis miedos.
Sus mimos eróticos me causan placer.
Me desarma torpemente, como si, por momentos, no supiera quererme.
Me atropella con sus palabras desesperadas.
La pobre no sabe qué hacer.
Usualmente, piensa que no siento nada por ella.
Suele sacarme de mis casillas.
Entorpece mi tiempo.
Anhela que vuelva a ser suyo.
Le encantaría besarme ahora.
Es tan distinta a mí.
Le cuesta tomar distancia.
Es demasiado joven aún.

sábado, septiembre 21, 2024

Pasé catorce horas absteniéndome de ingerir comida y agua. Habré dormido cuatro horas, después de empapar la almohada de lágrimas. Quizá el menstruo explique la tristeza desmedida del día de ayer. Recuerdo que fui a trabajar. Me habré masturbado tres veces. Oí a mi madre percibiéndome distinta, motivada. Recibí noticias de D. Trato de hacer memoria, pero no sé en qué momento empecé a llorar desconsoladamente. Supongo que serían las seis de la tarde. Después, pasé horas angustiosas, por culpa del silencio de P. Como siempre, empecé a pensar en demasía. Mi libido insatisfecha es la causa de mi enorme sufrimiento. Recordaba aquella pregunta de A., y la respondía afirmativamente en mi mente: claro que lo que me duele es querer tener sexo y no poder. Reconozco que sufrir por eso es, sencillamente, estúpido de mi parte. Me avergüenza, de hecho, que la causa de mi dolor sea deshonesta. Estos últimos dos días estuve hecha un mar de lágrimas por algo increíblemente estúpido. Escribo con los párpados hinchados de llorar toda la noche. Tendrá que existir algo profundo detrás de semejante estupidez: el anhelo de sentirme deseada. Pero no por cualquier hombre, sino por P. Ni siquiera sé si quiero tener sexo, a veces me da un poco de asco. Oh, mis ojos se humedecen por primera vez durante la mañana, pues creo que en realidad, me duele que no me quiera. El sexo me da igual, de hecho, lo que me importan son los abrazos, los besos y las caricias. Las miradas, las risas, nuestras voces hablando de cualquier otra cosa. Lo quiero profundamente, y por consiguiente, tiene que ser ese hombre o ninguno, el que corresponda a mi sentir. Inconscientemente, el sexo puede ser un disfraz, un motivo por demás estúpido para evitar mis verdaderos sentimientos. No sé hasta qué punto deseo sexualmente, tampoco negaré mis necesidades físicas, pero el problema son mis necesidades emocionales insatisfechas. No poder encontrarme con P. para expresarle mi afecto, que sea imposible conversar, pero sobre todo, me hiere que se retire de lo nuestro. Me hiere no sentirme importante, no ser receptora de su cariño, no estar entre sus pensamientos, no recibir ninguna palabra suya; y por el contrario, ser ignorada, como si no existiera, como si no significara NADA.

jueves, septiembre 19, 2024

Llueve a cántaros, el cielo blanquecino se desploma sobre mí. Lloro al compás de truenos y relámpagos. Hoy la sensibilidad me embarga; una pena densa me oprime el pecho. Me siento como ese árbol, desdibujado y marchito. Un jueves desteñido este. La solitud, aunque cómoda bajo la cama, no siempre basta; a veces, se necesita acariciar fuegos tangibles. Desde una silla pálida y fúnebre, contemplo las sábanas negras, impecablemente estiradas. Me envuelvo en un luto helado.

miércoles, septiembre 18, 2024

En el trabajo, me describieron como "preocupada" y "ansiosa". Tuve alguna noticia aislada de D. Estoy aprendiendo a soltar el control, en todo sentido. 
Ayer, A. me escribió para felicitarme por un día especial. Creo que había desaparecido hacía una semana, me alegra que todo esté bien.
Llevé a mi gata al veterinario, y éste habló de leucemia. Ya es rutinario sentarme junto a ella a tomar aire por las tardes. Me contento al verla comer y beber, pudiendo satisfacer sus necesidades básicas.
Respecto a P., pasé una semana sin hablarle. Hoy, perdí el eje. Culparé a mi libido, a veces incontrolable. Me invadió un enorme deseo, luego comprendí que no podía ser satisfecho por él. Grandísimas ganas de besar su boca, apasionadamente. Su boca sellada, irresistible para mí. J'ai envie de caresser son corps nu.
Tiempo dedicado al francés, a la práctica de yoga, al trabajo, al estudio, al bienestar interior. Horas jugando a las escondidas con la solitud, siempre la encuentro debajo de la cama. Sorpresivamente, los placeres no solamente son inmediatos y efímeros. Ah, y puede que existan silencios que no angustien.
Ahora que los minutos son enteramente míos, quisiera, voluntariamente, acostarme con P. Entiendo que mi deseo no pueda satisfacerse continuamente, y que haya que caer en las garras de la realidad rutinaria y aburrida. Entiendo que el sexo no es todo. Aún así, quisiera que algún día, pronto, mi carne vuelva a ser objeto de deseo para P.
Lo dicho, hoy perdí el eje, por culpa de mi libido. Me pregunto si le pasará esto a P. Me pregunto si tiene erecciones, si nos recuerda abrochados, si piensa en mí eróticamente. Me pregunto si existirá algo flexible en él, quizá alguna fuerza caótica e indomable. Imaginarlo me excita demasiado. Debería existir, dentro mío, un Dios que me limite, pero solo conservo pura pureza calcinada. Impura mujer que viste de luto, impúdica criatura cuyas ropas se humedecen. Mi figura yace sobre la tierra, desde aquí solo veo nubes fálicas penetrando mi conciencia. Oh, hambrientos anhelos comerán mis ojos. Oh, invisibles partes corpóreas viriles me rozan; o tan solo es el viento negro. 


Me llevará la noche hacia el lugar de los sueños blanquicelestes.
Oh, estoy profundamente dormida.
Solo necesito descansar.

lunes, septiembre 16, 2024

Lista de tareas completas del día de hoy:
  • Descansar bajo el sol;
  • Escribir (reflexión de puño y letra);
  • Reunirme con M.;
  • Estudiar francés;
  • Repasar catalán e inglés;
  • Masturbarme;
  • Leer a Plath;
  • Hacer yoga.

sábado, septiembre 14, 2024

Hace cuatro meses, nuestras pieles se fusionaron entre cuatro paredes. A decir verdad, aquellas horas no cumplieron con mis expectativas. Se me había olvidado un momento, en el que P. me tapó los ojos con su mano. Evitó nuestra intimidad, y esto me resultó evidente. Se limitó al acto sexual penetrante; ignorando que necesitaba ser estimulada de múltiples maneras. Logró satisfacerme, aunque no veló por hacer suya mi figura. ¿Me deseaba realmente? ¿Le importaba mi goce? De a ratos, quería huir arrepentida. ¿Lo anhelo por haberme insultado? Qué masoquista soy. Sin embargo, en nuestra despedida, fue amoroso y muy delicado conmigo. Me encuentro entre los resquicios de la dualidad.

viernes, septiembre 13, 2024

Aireaba mis pensamientos, hasta que vi a un hombre de torso descubierto. Descubrí a S. criticándome "a mis espaldas". El semblante de R. no es el mismo que el de hace unas horas.
Forcejeé con J. Su profesor de música, I., me saludó con un beso. Me topé con dos hombres desconocidos, lejanos. Por cinco o diez minutos, creí que alguno podría reemplazar a P.
Estoy aprendiendo a desapegarme. Es un proceso angustioso. Me siento muy extraña. Mis pensamientos y sentimientos son variados. Estoy tan acostumbrada a correr tras P.

A. me preguntó si estoy bien. Los hombres armados volvieron mientras intentaba hacer yoga. Estuve en el patio de casa, cuidando de mi gata. Últimamente tiene conductas extrañas, así que decidí tomarme un momento para observarla descansar en el pasto y acariciarla.
Organizo el tiempo de manera tal que desfavorezca la aparición de mi angustia. Estoy pendiente del reloj constantemente, y las agujas parecen detenidas. ¿Quién soy? Tal vez algo más que humedad y deseo carnal. Tal vez algo más que miedo y vacío. Tal vez algo más que un cuerpo que, mensualmente, es objeto de deseo de otro. Tal vez soy más que un producto al servicio de un hombre. Tal vez soy más que un par de labios. Me reduje, y ahora debo mirarme con lupa para detallarme y definirme.

-hombreangustiaarmafalomuerte-

Ha pasado un mes desde el comienzo del fin de mi vínculo con P.

jueves, septiembre 12, 2024

Apenas llegué de trabajar, quise contactarme con P. En su lugar, tomé una ducha meditativa. Salí a tomar aire al menos dos veces. Estudié e hice yoga. Me esforcé demasiado tiempo conteniéndome. Por momentos, fue duro. Caía en la cuenta de que se trataba de mi dependencia emocional, y buscaba evadirme de mí misma. Las horas se hacían eternas cuando en mi mente revoloteaban todas sus palabras, y nosotros, juntos. Sentía que necesitaba su abrazo. La noche está por llegar a su fin, y me alegra mucho haber experimentado mi soledad, sin huir hacia él. Me resulta agradable tenerme como compañía; acepto mis pensamientos obsesivos, catastrofistas, ansiosos. Debería felicitarme, lo logré. Debería agradecerme por haberme puesto en esta situación (a solas), y por poder "enfrentarme". Me estaba dejando llevar por placeres inmediatos, haciendo a un lado sentimientos más profundos. Me juzgué demasiado por mi accionar, pero creo que inconscientemente anhelaba sentirme tan conectada conmigo. No quisiera recurrir a alguien para alejarme de mí. Es necesario aprender a quererme, y a querer de la manera más sana posible. En algún momento tenía que descansar de este subibaja eterno con P. Descansar, de ningún modo significa enterrar lo nuestro. Siento que hay algo más esperándonos: nuestras figuras fundiéndose en un abrazo. No éstas, sino aquellas figuras. No éstos, sino los que éramos. Los que seremos después de estos dos que somos. Nuestras bocas, que serán las mismas pero sabrán más dulces, querrán unirse por puro placer. Nuestros cuerpos encontrarán el camino para reencontrarse. No tengo ningún dato concreto acerca de cuándo sucederá, pero sucederá. Mientras tanto, haré del silencio mi hogar. Me entregaré, afectuosamente, a esta que soy hoy. Quizá, otro día, me acaricien. Quizá me besen. Quizá me miren con ternura. Hoy, solo puedo sostenerme yo.

miércoles, septiembre 11, 2024

A. tenía razón en describir a P. como "inteligente". El mismo día que conversé con ella, quemé y mojé las palabras de él. Fue liberador creer que eso terminaría con nuestras discusiones. Hoy, me invadió el deseo de querer preguntarle cómo se siente. Lo pensé hasta convencerme de que no me llevaría a ninguna parte. En su lugar, hice yoga, y un profundo cansancio se apoderó de mí. Me angustié nada más despertar, durante el día lo extrañé, pero busqué sentirme mejor. Cuando entro en mis famosos bucles obsesivos, me gusta salir a tomar aire. Me siento acelerada, irascible. Acostumbro a tener todo bajo control, y esta situación me desespera. Mis pensamientos son tan contradictorios, sin embargo mi sentir es cariñoso y triste.

martes, septiembre 10, 2024

Pesadilla persecutoria. Error grave. Comienzo a pensar que la raíz de mi equívoco accionar no es más que mi inconsciente adicto a la solitud y al sufrimiento. Si quisiera estar con un hombre y mantener intimidad con él, haría otro tipo de actos que me lleven hacia ese punto. Supongo que, en realidad, no quiero estar con P., ni quiero verlo. Es chocante, porque percibo que mi sentir es oscuro. Además, P. es el hombre ideal porque encuentra todos mis defectos, y puede ser muy hiriente con sus palabras. Era ideal porque bastaba verlo una vez mensualmente, y luego me sentía inexistente. Ideal porque es frío, y carece de deseo. Ideal porque parece que me odia, que soy un monstruo para él. Ideal porque no viene corriendo a mis brazos, porque no quiero que eso pase. Ideal porque no tiene sexo conmigo, y me hace sentir horrible. Es ideal, porque es imposible. Me atrae irresistiblemente. Cuanto más se aleja, más lo anhelo. Es un círculo vicioso, y de ninguna forma podría amarlo. Todo lo que hay en mí es una obsesión por la autodestrucción. Sé perfectamente que no puedo estar con él, y eso me excita. No quiero que me abrace, ni que me bese, ni que me toque. No quiero nada de P. No quiero que me quiera ni que me desee. ¿Sería muy fuerte escribir que lo quiero lo más lejos posible?

lunes, septiembre 09, 2024

P. se asusta cuando escucho canciones románticas, leo poemas amorosos, y me refugio en un sentir cariñoso. Cuando rompo mi parte del pacto y lo contacto diariamente, necesita aclararme que no se trata de una relación. Tiene razón, nunca cumplí con mi palabra. Lo abrumé con mi ansiedad. Evitaré los llamados constantes e innecesarios. Saldré de la fantasía y entraré en la realidad.
Me acaloré cuando A. me indagó sobre un aspecto de lo sucedido el viernes. Me avergüenza, todavía, hablar de erotismo. Por suerte, no estoy pensando en eso últimamente, ni en transformar el silencio en palabras. Me entrego a mí misma. Me entusiasma el nuevo proyecto que abrazaré mañana. Me siento muy bien.

domingo, septiembre 08, 2024

Poquísimas horas de sueño, mi estómago revuelto. Imágenes eróticas vienen a mi mente, siento que vomitaré.
Tuve un buen día. Tomé sol al mediodía y aire por la tarde. Miré una película. Tuve uno o dos episodios breves de llanto. Ayuné doce horas. J. me invitó a salir este sábado. Evalúo sumergirme en un nuevo proyecto. Extraño estudiar.
Viernes: el mismo despertar ansioso de siempre. Entre los restos diurnos de mis sueños, P. y J. Tomé pésimas decisiones.
Sábado: ÉL me escribía un mensaje. "Te quiero", decía. Yo sonreía. Claro que se trataba de un sueño.
Son las dos y cuarto de la mañana. Pasé horas discutiendo con P., me puse muy nerviosa. "No te deseo más", palabras suyas que son puñales. Estoy tan angustiada que no hago más que llorar. Me duele la cabeza, esto me preocupa hace semanas. De pronto, me siento exhausta.
Después de mucho, mucho tiempo, me escribió J. (un gran, gran amigo). Dijo que me había extrañado y, posteriormente, que todo estaría bien.
En un momento, R. se acercó a la puerta del baño. Me preguntó si me sentía bien. Yo estaba sentada en el piso, leyendo los filos de P.
Necesito hablar con A. el lunes. No sé de qué me servirán sus respuestas, pero podré desahogarme con ella. ¿Será este el último capítulo? ¿Me dirá que me aleje de él?
Me enoja que P. no haya podido decir algo con ternura. ¿De qué me quejo si soy yo quien siempre pronuncia su sentir? Raro sería que se manifestara cariñoso, deseoso de mí. Nada que agradecerme, nada que valorarme. ¿Y lloro por él? ¿Por qué?
En fin, pronto serán las tres. Como siempre, le dediqué demasiado tiempo al dolor. No éramos tan distintos después de todo.
¿Y ahora, qué? Tal vez mirar el techo. Tal vez seguir llorando. Tal vez dormir. Tal vez algo que se parezca a vivir. Tal vez nada.

jueves, septiembre 05, 2024

Desperté a las tres de la mañana. Supongo que masturbarme pensando en ÉL ya es parte de mi rutina. Han pasado tres horas, y creo que mi clítoris es un monstruo hambriento. Me erotiza lo imposible, no es ninguna novedad.
Anoche, le correspondió a mi cariño. Usó dos palabras: imposible y lamentablemente. ¿Por qué siento que, en el fondo, no quiere dejarme? "Your Loving Flame" retumba en mí.
Llegué del trabajo, tomé un baño, y caí exhausta en la cama. Viví un momento intenso y preocupante con J., ya que parecía que se ahogaría con su tos. No se sentía bien, y yo, a pesar de mi cansancio, lo socorrí.
En fin, quisiera hablar con A. sobre lo sucedido con P. Este lunes que pasó, no pude entrar en detalles. Ayer tuve un día difícil, en el que lloré mucho. Tuve cuatro orgasmos, además. La ira triste es ahora excitación angustiosa.

miércoles, septiembre 04, 2024

No quiero llorar.
No quiero escribirle.
No quiero soñar con su cara.
No quiero desearlo.
No quiero quererlo.
No quiero este dolor en mí.
No quiero que se vaya.
No quiero su silencio.
No quiero su inapetencia.
No quiero su frialdad.

Quiero que sonría.
Quiero que me desee.
Quiero sus caricias.
Quiero sus besos.
Quiero sus miradas.
Quiero su ternura.
Quiero oír su voz.
Quiero sentir que me quiere.
Quiero sentir que le importo.
Quiero sentirme bien.


No me quiere.

martes, septiembre 03, 2024

Son las cuatro en punto de la madrugada. Oigo chirriar a un pajarito ansioso, fuera de mi mente. Recuerdo canciones sobre la soledad; hace frío y está oscuro. Ayer no derramé ni una lágrima.
4:44 a.m. Estos días estuve hablando mucho con A. Es de gran ayuda, me tranquiliza y me hace reír. Me hace sentir que el presente no es tan doloroso. Le pregunté si es un "hombre de terapia" y me contestó que sí, se nota.
Últimamente pienso en mis gastos cuando estaba con P. Pienso en una cama, en dos test de embarazo, y en estudios ginecológicos. Pienso en mi desgaste emocional, y en su postergación eterna. ¿Se habrá aprovechado de mí? Qué ingenua soy. Qué poco me quiero para aceptar ciertas cosas. ¿Por qué culpé a su miedo? Es obvio que no quería verme.
5:05 a.m. Soy puro corazón. Oigo las sirenas lejanas de una ambulancia. ¿Debería importarme recibir algún gesto de los demás, o seré yo siempre la que entrega? Más que enojarme, me entristece. Supongo que P. no es un hombre de palabra después de todo. No hablo de expectativas y decepciones, más bien de la realidad y sus dichos siempre incumplidos.
Dijo que nos veríamos, y en su lugar se alejó de mí. Siento mi estómago vacío, creo que vomitaré. No cumplió con su palabra por hablar de amor y poner excusas. ¿No le da vergüenza? No sé si me usó, o si ni siquiera se da cuenta. Qué tonta sueno intentando justificarlo.

lunes, septiembre 02, 2024

Soñé con ÉL, nuevamente. Me conflictúa recordar nuestros momentos eróticos. Estamos en la parte trasera de su auto. Todo se desdibuja, me pierdo en la voz de McCartney.
Mencionaba a una mujer que lo erotiza, y otra a la cual quiere. Quizá esta fina escisión marca una nueva confusión. ¿Por qué habla tanto de amor y nada de excitación? ¿Por qué sus besos apasionados se volvieron tiernos? ¿Por qué su mirada deseosa es ahora amorosa? Me temo que empezó a verme de otra manera, y le aterra la idea de enamorarse de mí.
Escribí sus palabras en un papel, pero con A. hablamos de J. Le decía que no puedo enfocarme en cosas que no dependen de mí, y ella agregó: "y que son imposibles". Me preguntó si viajaré a Europa. Le conté que, por un momento, quise renunciar a esa idea para quedarme junto a P. Me respondió que, aunque estuviéramos en pareja, debería pensar en mí. Hoy en día supongo que lo mejor es irme.
Continuaré pensando en otras cosas. Me siento menos angustiada que durante el fin de semana. Espero que P. también se sienta mejor anímicamente.

domingo, septiembre 01, 2024

ÉL estaba desnudo, junto a otra mujer. Gracias a la represión, no recuerdo los detalles. Son las cuatro y media de la mañana, y siento que enloqueceré. Toda su efigie me persigue, su ausencia me incendia. 
Oigo la voz de Paul McCartney. Pienso que mañana podré hablar con A., pero me asusta lo que pueda llegar a decirme. Me duele creer que será esta la ruptura definitiva.
He atravesado tantas crisis con P. que, de a ratos, me siento tranquila. Confío en que, luego de algunos días, podremos conversar normalmente. Si dudo es por culpa de mi ansiedad, la misma que me empuja a escribirle siempre.
Reconozco al menos tres estados: por un lado, me preocupo sobremanera y lloro. Por otro lado, sé que esto es parte de nosotros, y que nunca una discusión nos llevó a terminar esta historia. Por último, intento distraerme para evitar los pensamientos catastrofistas.
Desde el primer momento, P. se me presentó como una figura imposible. Nunca creí que seríamos una pareja, ni siquiera cuando A. me lo cuestionaba. De hecho, opino que todo lo que pasó entre nosotros fue un sueño hermoso. Sé que no podemos estar juntos, pero eso ya no me importa. Solo quiero abrazarlo.
No sé por qué, hay una fuerza que me lleva a creer que P. experimenta algún tipo de sentimiento hacia mí. Me quiere, y me desea. Me lo ha demostrado al menos seis veces. Pero al mismo tiempo, necesita su espacio, y yo no he podido dárselo. Esto último es importante.
Supongo que ya es hora de hacerle hueco a la incertidumbre. Es hora de observar desde lejos mis pensamientos obsesivos, y conservar la calma el mayor tiempo que pueda. No reprimiré mi angustia, pues existe y ha de liberarse. Pero no moriré de pena esta vez. Comeré, descansaré y trabajaré. Aún así, esperaré a P., tratando de que mi querer sea como él necesita: paciente, desapegado y sano.