sábado, septiembre 14, 2024
Hace cuatro meses, nuestras pieles se fusionaron entre cuatro paredes. A decir verdad, aquellas horas no cumplieron con mis expectativas. Se me había olvidado un momento, en el que P. me tapó los ojos con su mano. Evitó nuestra intimidad, y esto me resultó evidente. Se limitó al acto sexual penetrante; ignorando que necesitaba ser estimulada de múltiples maneras. Logró satisfacerme, aunque no veló por hacer suya mi figura. ¿Me deseaba realmente? ¿Le importaba mi goce? De a ratos, quería huir arrepentida. ¿Lo anhelo por haberme insultado? Qué masoquista soy. Sin embargo, en nuestra despedida, fue amoroso y muy delicado conmigo. Me encuentro entre los resquicios de la dualidad.