sábado, septiembre 28, 2024

Ahora entiendo a P. y su necesidad de espacio. T. es simpático y me ayuda con D., pero últimamente conversamos demasiado. Además, intenta seducirme, y yo no quiero estar con T. sino con P. Me genera ansiedad la llegada del lunes, ya que T. espera verme. Podría llegar a pensar que P. se sentía muy cómodo conmigo, y que le gustaba realmente; pero le escribía constantemente, y no quería envolverse en esa nube asfixiante. Hace una semana no hablamos, y mañana se cumplirán dos meses de nuestro último encuentro. Me gustaría mucho verlo, abrazarlo y reírme con él. Aún queda una semana silenciosa por delante, al menos eso es lo que prometí. Una semana atareada, repleta de trabajo. Semana en que veré dos veces a T. Quizá, al acercarme a P., él pensaba en mí, casi tanto como yo pensaba en él. Ahora, pienso constante y apasionadamente en mis trabajos. Aunque, sí, él sigue dando vueltas en mí. Mi necesidad de afecto disminuyó considerablemente. Creo que, en gran parte, todo ese afecto proviene de mí, y aquello me basta. Pero además, mi afecto no está únicamente ligado a P., pues J., D. y J., son también receptores de mis sentimientos más tiernos. Estoy aprendiendo a querer.

Me angustia pensar en mi situación actual con P.