martes, septiembre 03, 2024

Son las cuatro en punto de la madrugada. Oigo chirriar a un pajarito ansioso, fuera de mi mente. Recuerdo canciones sobre la soledad; hace frío y está oscuro. Ayer no derramé ni una lágrima.
4:44 a.m. Estos días estuve hablando mucho con A. Es de gran ayuda, me tranquiliza y me hace reír. Me hace sentir que el presente no es tan doloroso. Le pregunté si es un "hombre de terapia" y me contestó que sí, se nota.
Últimamente pienso en mis gastos cuando estaba con P. Pienso en una cama, en dos test de embarazo, y en estudios ginecológicos. Pienso en mi desgaste emocional, y en su postergación eterna. ¿Se habrá aprovechado de mí? Qué ingenua soy. Qué poco me quiero para aceptar ciertas cosas. ¿Por qué culpé a su miedo? Es obvio que no quería verme.
5:05 a.m. Soy puro corazón. Oigo las sirenas lejanas de una ambulancia. ¿Debería importarme recibir algún gesto de los demás, o seré yo siempre la que entrega? Más que enojarme, me entristece. Supongo que P. no es un hombre de palabra después de todo. No hablo de expectativas y decepciones, más bien de la realidad y sus dichos siempre incumplidos.
Dijo que nos veríamos, y en su lugar se alejó de mí. Siento mi estómago vacío, creo que vomitaré. No cumplió con su palabra por hablar de amor y poner excusas. ¿No le da vergüenza? No sé si me usó, o si ni siquiera se da cuenta. Qué tonta sueno intentando justificarlo.