Forcejeé con J. Su profesor de música, I., me saludó con un beso. Me topé con dos hombres desconocidos, lejanos. Por cinco o diez minutos, creí que alguno podría reemplazar a P.
Estoy aprendiendo a desapegarme. Es un proceso angustioso. Me siento muy extraña. Mis pensamientos y sentimientos son variados. Estoy tan acostumbrada a correr tras P.
A. me preguntó si estoy bien. Los hombres armados volvieron mientras intentaba hacer yoga. Estuve en el patio de casa, cuidando de mi gata. Últimamente tiene conductas extrañas, así que decidí tomarme un momento para observarla descansar en el pasto y acariciarla.
Organizo el tiempo de manera tal que desfavorezca la aparición de mi angustia. Estoy pendiente del reloj constantemente, y las agujas parecen detenidas. ¿Quién soy? Tal vez algo más que humedad y deseo carnal. Tal vez algo más que miedo y vacío. Tal vez algo más que un cuerpo que, mensualmente, es objeto de deseo de otro. Tal vez soy más que un producto al servicio de un hombre. Tal vez soy más que un par de labios. Me reduje, y ahora debo mirarme con lupa para detallarme y definirme.
-hombreangustiaarmafalomuerte-
Ha pasado un mes desde el comienzo del fin de mi vínculo con P.