Soñé que L. y M. se alejaban de mí. En el camino solitario, me encontré con una niña de unos cinco años que se escapaba, llorando, de su madre. Ésta no pudo alcanzarla antes que yo. Me senté con ella en el suelo, le regalé unas pulseras y, acto seguido, le pregunté qué le pasaba. Me contó que había tenido un accidente, entonces hablamos sobre eso. Al preguntarle su edad, me sorprendí con su respuesta: veintitrés años. La madre, amorosa, llegó para conversar con nosotras. Me agradeció, diciéndome que me necesitaban. La tarde se hizo noche, y yo estaba incomunicada. Mi madre me ofreció ayuda. Fue un sueño hermoso.
martes, agosto 06, 2024
A. duda que sea yo el problema. Dice que tengo ganas de escuchar, comprender y acompañar. P. es un hombre emocionalmente inestable, y A. deduce que no puedo responsabilizarme por esto. Supone que, si P. no emprende un camino psicológico y no tiene voluntad, a su edad, no cambiará. Y yo, entonces, tengo dos opciones: o me voy, o me quedo; de sobra sabemos la respuesta. A. habló de noviazgo, yo solamente de fidelidad. Me propuso otra opción: desapegarme emocionalmente conservando el costado placentero. La resolución es que, de mi parte, todo seguirá como hasta ahora.