Hoy desperté motivada, a pesar de que en mi sueño mencionaba dos canciones melancólicas. No sé cuándo me encontré llorando en el jardín y también sentada en la cama. Todo fue muy confuso, tristemente. Bastó un golpecito para arruinar mi día y mi mente. O mi mente arruinó mi día.
Los mismos pensamientos catastrofistas de siempre. Las mismas palabras ya escuchadas hasta el hartazgo. El barro oculta el verde brillante del césped, tiñéndolo de amargura. Besos que hacen sangrar mis labios, caricias que me rasguñan y ojos que me odian. Un cuerpo cadavérico junto a mí, frío e impasible. La nada que es la muerte y la ausencia de todo deseo. El todo que es oscuro, violento, inentendible. Estoy perdida otra vez, es tarde y ya no quiero sentir.