Hoy fue un día muy feliz, me tomé en serio el hecho de relajarme. A diferencia de ayer, sentí que los demás nos miraban a J. y a mí con ternura; en especial un hombre que vino a saludarme. También conocí a otro muchacho joven, profesor de música. Me llevará un tiempo adaptarme a las personas, y a mi nuevo entorno laboral. En la mañana nublada de hoy, J. y yo nos tomamos una hora para estar afuera. A pesar del frío, observamos curiosamente nuestro alrededor. Me aceptó una galletita, y se sentó a mi lado. No quería jugar; simplemente, caminaba sobre unas gradas o se recostaba a descansar. Yo lo miraba amorosamente, o con temor de que se resbale; sin exigirle nada que no quisiera hacer. Siento que con el tiempo, nos acompañaremos mutuamente y estaremos bien juntos.
miércoles, agosto 21, 2024
Tuve dos orgasmos antes de ir a dormir. Soñé que estaba desnuda, afuera hacía mucho frío y adentro mucho calor. Cometí dos equivocaciones: hablarle a P. sobre mi ciclo menstrual y proponerle vernos. No quise ponerlo incómodo con mis impulsos, pero es que no puedo callarme. Quizá debería esconder mis deseos, entendiendo que no es tiempo de besarnos tiernamente. Ahora, reina el silencio temeroso. Qué difícil es entregarme al placer sensual cuando él no puede disfrutar conmigo. Puedo reprimirme al punto de besarlo únicamente, sin pronunciarme erótica; pero es que no quiere nada. No entiendo cómo no anhela acariciar mi cuerpo suave, sentirme húmeda con sus dedos, explorar mi boca con su lengua. Y ni siquiera hablo de penetración, ni de sexo oral mutuo; me conformo con recordarnos hace tres meses. Como siempre, me entrego a él; pero no me toma enloquecido, febril. ¿Cómo puede asumirse asexuado siendo un hombre tan hermoso? Quisiera enmarcar su rostro, y su cuerpo desnudo. Miento, en realidad lo extraño.