jueves, agosto 29, 2024

Lloré nada más atravesar la puerta de casa. Hoy tuve un día muy difícil. Creí que todo sería diferente, ya que J. tomó mi mano por primera vez. De nuevo, sentí que no podía más. Puse mi cuerpo, y aún así no fue suficiente. Habré tenido media hora de paz, jugando junto a él. Después, todo fue de mal en peor. Ayer, A. me dijo que no soy perfecta, y que seguramente tenga días malos. No sé por qué mi mente insiste en castigarme.
Me costó mucho dormir, y desperté a las cinco de la mañana. Pienso angustiosamente en ÉL. R. habla demasiado, parece contento. Esto despierta mi ira. Solo quiero acurrucarme en la cama y llorar, pero tengo que seguir trabajando. En la calle, escuché a una mujer hablando por teléfono. Estaba parada frente a una vidriera de ropa infantil, y decía: "Todos estamos cansados, yo también estoy cansada". Creo que era yo, hablándole a un hombre que no me quiere.
Siento que todo está girando en una espiral: palabras hirientes, silencios, besos, abrazos, miradas tiernas, caricias suaves, expresiones deseosas y afectivas, alejamiento, fin, ira triste, resignación, cuerpos desprendiéndose, una voz llorosa, un miembro erecto, un manantial de flujo, un hombre, una mujer, horas efímeras y otras eternas, espera ansiosa, rechazo de la realidad doliente, paredes que asfixian, falta de deseo y cariño, frío oscuro que quema.