domingo, agosto 18, 2024

Oí un mensaje que provenía de una película lejana: debo encontrarme y quererme a mí misma, en lugar de ir tras alguien que no me quiere. Esto me llevo a pensar durante una hora y llegué a una conclusión: aprovecharé esta oportunidad de cambio para sanar. Trabajaré en mi autoestima y en lo que merezco. Tomaré como punto de partida aquellas situaciones en las que me sentí rechazada y abandonada. Acepté entregarme sin esperar nada a cambio. Soporté días enteros sin respuesta, sin deseo y/o afecto. Nunca importó lo que yo quería o sentía. Me conformé con poco y nada. Me hubiera gustado recibir algo más que migajas: tal vez un mensaje inesperado, horas extra de besos, sentirme importante para alguien. Me hubiera gustado que alguna vez se me reconociera, que alguna vez me buscaran. Me falté el respeto a mí misma muchas veces porque creía que no valía nada. Esperé a un hombre durante dos años que no hizo más que reiterarme que no sentía nada por mí. Y ahí estaba yo, con mis palabras amorosas, mi escucha y comprensión, mi deseo afectuoso, mis brazos abiertos. Estoy confundida porque, aunque en menor medida, algo se me dio: tiempo, caricias, miradas, algún "te quiero". Pero jamás acudió a mí en situaciones complejas; simplemente, enloquecía y se retiraba de mi afecto. Entonces lo buscaba, ya no para amarlo o para ir al cine. Lo buscaba porque sentía que se alejaría de mí: por mi rostro, por mi cuerpo, por mi ansiedad y mis errores. Porque era obvio que no veía nada en mi persona, porque soy horrible. ¿Cómo podría querer besar mis labios, acariciar mi pelo, ver mi cuerpo desnudo, si simplemente le daba asco? Me avergüenzo tanto que lloro, y me da asco quitarme una lágrima del brazo. La sola idea de verme me da asco. Me ofrecí en cuerpo y alma, y me culpé por no sentirme correspondida casi nunca. Tantas veces me encontré desagradable e indeseable. Hoy me siento tan triste, tan mal conmigo misma. Y lo peor es que reconozco todo el amor que hay en mí, toda mi ternura y suavidad. Pero estoy pasando por días tan duros, soportando una rigidez emocional externa que no termino de entender, y me siento tan sensible e inestable. Solo puedo recurrir a mí misma para sostenerme y decirme que todo estará bien, a pesar del diálogo interno que no cesa. Me hidraté, me entregué al viento y al olor del palo santo. Lucho por sentirme mejor, y espero lograrlo en horas o días.