Hoy fue un día largo, especialmente porque no dormí en toda la noche. Mezcla de ansiedad, nerviosismo y angustia. Finalmente, amaneció. Tomé un baño caliente pero no tan reparador. La violencia de R. le hizo frente a mi pasividad, sin moverme un pelo. Estuvo irascible todo el día, merezco un premio por soportarlo. Conocí a J., un niñito revoltoso pero introvertido. Ese sí que fue un momento muy feliz. Lo miraba jugar, mientras escuchaba la voz dulce de su madre. Conocí en persona a M., tiene mirada y sonrisa de mujer feliz. Yo, sin embargo, estaba muy cansada. Almorcé y traté de descansar los ojos, en la cama. Volví al instituto y me encontré con C., quien vino a saludarme contenta. Un muchacho hizo un comentario sobre mi juventud, sonreí con la mirada perdida. Luego de un año de terapia, pude caminar sola tres cuadras y media, hasta llegar a casa. Necesitaba llorar y así lo hice. Conversé con P., fue extraño, pero esta vez me escribió más de lo común. De hecho, una de las palabras que utilizó fue "sexo". Supongo que se desahogó. Lamentablemente, no me envolvieron sus palabras en una orgía. Ojalá hubiera hablado de deseo, de acto sexual, de besos y penetración. Quiero envolverme en ÉL, me fascina entero. En fin, hice yoga y no mucho más. Ah, sí, lo de siempre, pensar mucho y todo el tiempo. Cómo quisiera contarle todo esto a A. Por ahora, debo dormir, es lo único que mi cuerpo pide a gritos en este momento. Hoy no me estimulé, ni llegué a tener un orgasmo, a diferencia de cada día de estas últimas dos semanas desde que vi a P. Luego de tantas horas confusas y fugaces, mi mente necesita cesar toda actividad. Dejaré el caos a un lado. Pensaré en la ternura de J., su madre y M.; también en el reencuentro con P. Guardaré espacio en mi memoria para momentos bellos y significativos, pasados o que vendrán. Intentaré priorizar el estar alegre, y dejaré a mis miedos jugando en la plaza. El presente será hermoso, y querré coleccionar figuritas brillantes para llenarlo de ellas. La vida volverá a oler a tierra mojada en cuestión de horas. Tendré tanta paciencia que me costará reconocerme tan pacífica. Mañana será otro día, mi rostro estará claro como el agua, imperturbable. Tendré la mirada y la sonrisa de M. Todo estará bien.