lunes, agosto 19, 2024

Ayer, H. me habló acerca de la posibilidad de viajar en algunos meses, pero yo evité el tema. ¿Seguiré esperando lo imposible? Tengo al menos cinco oportunidades más de encontrarme con ÉL. Nos está haciendo perder un tiempo que es tan valioso. Temo que las cosas no mejoren, y ya ni siquiera hablo de encuentros eróticos, sino de dejar el tema atrás y seguir adelante amistosamente. Mi invitación a un cruce cordial de palabras está hecha; ya no puedo hacer más. Supongo que él también piensa en todo lo que pasó, y lo entiendo si no se siente preparado para conversar respetuosamente, como dos personas que se encuentran hace cinco meses.
Después de mi última incursión escrita, me propuse no angustiarme más y lo logré. Busco desenredar mis pensamientos catastrofistas para que se alineen a la realidad, ya que no hay nada que sea tan grave. Quizá me dejé llevar por una ansiedad momentánea, apegada al "nunca más". Solo quiero estar bien y tranquila, independientemente de los problemas ajenos, llámense de P., de R. o de quien sea. A veces me envuelvo en una nube negra que ni siquiera está sobre mi cabeza, pues no me resulta muy difícil girar obsesivamente.
Viéndolo todo desde cierta distancia, dejo en manos de P. el tiempo que necesite hasta poder y/o querer conversar conmigo. Ya tuve mi último gesto de amabilidad, y no tengo otra opción que soltar el control de la situación. Aquí estaré, dispuesta a un llamado o a un encuentro. Y si nada sucede, está bien. Lo único que importa es que ambos nos sintamos mejor y trabajemos en nosotros mismos. No por esto dejaré de quererlo ni de recordarlo sonriente y afectuoso. Debo entender que tiene una dificultad personal, no vincular. En algún momento se dará cuenta de mis verdaderas intenciones y decidirá si vale la pena repetir la historia de siempre o, por el contrario, prefiere valorar y quedarse con los buenos momentos. En fin, no dedicaré más tiempo a preocuparme, porque no solucionaré nada. Que pase lo que tenga que pasar.