lunes, julio 01, 2024

Aceptación de la realidad: P. no está disponible para mí. Solo le importaba cuando existía posibilidad de haberme dejado embarazada. En realidad, solo le importaba su temor a ser padre. P. no puede quererme, ni siquiera escucharme cuando lo necesito. Ahora que no tiene pánico ni deseo hacia mí, simplemente no existo. ¿Por qué intenté engañarme todos estos días? Se acabó. Estoy triste, y enojada. Quizá si es personal, quizá me odia. Probablemente ya no vuelva a hablarme. Soy otra más en su lista de abandonadas. Porque él quiso, como siempre, crear un problema, una barrera entre nosotros. Porque necesita ser infeliz, estar insatisfecho, castigarse y castigar a quien sea que lo quiera. Quizá él sea el único culpable de habernos traído a este punto. Tiene que despedazar y arruinar todo, como un cachorro. Siempre quiso que lo odie, y que termináramos mal.
Tengo que ocuparme de mí, de mi salud y mi estudio. "Todo es una porquería", le decía a A. en nuestra última conversación, y no me equivocaba. Todo está roto. Todo está mal. Me esfuerzo intentándolo, pero estoy tan cansada. Tal vez estoy demasiado sensible y harta. Cuando A. me preguntó qué debería estar haciendo, me sentí avergonzada, y callé. Debería tener sexo con P. Es lo único que calmaría mis nervios. No podía decirlo en voz alta, pero sí puedo escribirlo ahora. Debería P. estar en mi cama, desnudo. De hecho no importa si no tenemos sexo, lo único que importa es que me haga sentir placer de nuevo. Porque en realidad, todo se trata de mí. Todo se trata de mi deseo, de mi necesidad de ser poseída, de mi enfermedad, de mi enojo y también de mi tristeza. Todo, todo se trata de mí. Porque soy una porquería insensible. Porque lo arruiné. Yo hablé de amor, y de atraso. Yo soy la culpable.

Me arrepentiré mañana.