domingo, julio 21, 2024

P., en la cama con una jovencita, fumando y leyendo a Pizarnik. P., huyendo de las casas de otras jovencitas antes de tener intimidad con ellas. P., destacando mi inteligencia antes que mi cuerpo. P., en su falocentrismo, se siente mal consigo mismo. P. y sus limitaciones a la hora de imaginar escenarios eróticos.
Miedo a la vulnerabilidad, al compromiso y al fracaso. Conflictos con su identidad masculina. Falta de autoestima, autoimagen negativa, inseguridades corporales. Temor paralizante y perfeccionismo. Distancia emocional ante el afecto que amenaza su autonomía.
Soñé con él, deshice la cama mientras dormía. Me equivoqué tanto al buscarlo sexualmente. Empiezo a ver cosas que antes no era capaz, y hoy solo quisiera pedirle perdón. No deseo que me satisfaga o venga corriendo hacia mí, lo único que quiero es que esté bien. No tendría que haberle dado tanta importancia al acto sexual; me dejé llevar por la pasión. Se trataba de un hombre que quiero, de sus temores e inseguridades, y no fui capaz de comprenderlo realmente, de verlo más allá de mi deseo irrefrenable. No quise lastimarlo ni arruinar todo entre nosotros; lamento haber cedido ante mi egocentrismo impulsivo. Egocentrismo que se traduce en mi accionar erróneo y el aprendizaje situacional tardío. Creía que aquella era la única manera de tener intimidad con él, de acceder a su profundidad; creí que no podía ofrecerme nada más. A veces lo creí insensible, lo juzgué por no poder entender su dolor y momentos de evitación. Pero lo quiero, verdaderamente, y siento que él también me quiere a mí, a pesar de todo.