Control diurno de pensamientos obsesivos. Hace un mes vi a P. Recuerdo puros momentos excitantes. Él, arriba mío, en su auto. Él, arriba mío, en una cama. Él, penetrándome despacio. Su cara, su cuerpo desnudo. El tono deseoso de su voz. Su falo. Nuestros besos. Mi sexo lo suplica, no importa el resto de los hombres. Lo necesito, físicamente. Es mi libido incontrolable, insatisfecha. Es todo él y toda yo, nuestras figuras fundiéndose en mi mente una y otra vez.