que en la lejanía cubre
con mantos de cristal claro
el rostro más hermoso,
más sufriente y delicado.
Amor silente
cuya estela no dijo adiós
y mientras tanto
me visto con sus matices
y me envuelve en su fulgor.
Amor frágil,
sostenido suavemente,
por estas manos puras,
por la piel que lo siente
aún de ayer a hoy.
Amor vivo,
seré suya por la eternidad,
le pertenezco
blanca, entera y angelical,
dual, demoníaca y fiel amante.