sábado, julio 20, 2024
Un test de embarazo entre mi ropa interior. Palabras crueles escritas en un cielo blanquísimo. Un hombre enjabonando su cuerpo. El hombre no está en la habitación; sus ojos no pueden verme. No desea estar conmigo. Un vacío negro fúnebre que duele. Ahora soy yo quien se balancea bajo la ducha, con la mirada perdida en agujeros blanquinegros. Mi figura pensante se desborda ante la ausencia de afecto. Un mensaje: el hombre está cerca. Entonces voy a su encuentro, lo abrazo y lo amo intensamente. Sonrío. Estoy sola; el silencio es angustiante. El hombre no está. El hombre dice que me extrañó. El hombre me quiere, me desea. Nos besamos apasionadamente, pero luego el hombre se va y yo lloro. Observo un dibujo del hombre, de cuya boca pende un cigarro. Ahora soy yo quien extraña al hombre. Observo detenidamente su efigie. El hombre quiere que me vaya para no volver a verme jamás. Está harto de mí y quiere terminar nuestra relación. No desea volver a acostarse conmigo. No desea saber nada de mí. El hombre me mira fijamente, seduciéndome. Habla, mientras yo juego con sus dedos. Estoy respirándolo; estas horas serán instantes efímeros después. Me acaricia, me envuelve, es tan dulce. Acaricio su pelo, beso su cuello, me fascina. Lo dibujo, le escribo, lo sueño, lo recuerdo, lo lloro, le hablo, lo gimo. Por momentos somos felices. Hace calor, estamos en su auto. Tengo frío; afuera empezó a lloviznar. Mis manos están resecas y solitarias. No está el hombre siendo acariciado por mí. Tengo ojeras y me duelen los párpados. ¿Podrá el hombre descansar? ¿Tendrá sus manos calientes? ¿Me recordará? ¿Seguirá queriéndome? ¿Pensará volver a mí? ¿Estará llorando igual que el cielo? ¿En qué pensará? ¿Me extrañará? ¿Estará enojado o solo triste? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué huyó? ¿Por qué no está entre mis brazos ahora? ¿Por qué se alejó de mí? ¿Qué sentirá? ¿Sabrá que lo espero?