viernes, diciembre 27, 2024

Al inicio de nuestra relación, P. me deseaba con pasión; para él, yo era irresistible. Lo nuestro comenzó como algo sin importancia, pero encontró en mí mucho más y empezó a sentir respeto. Nuestros encuentros fueron intensos, aunque para él no pasaban de ser un mero juego carnal. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que sentía algo por mí, su interés pasional se desvaneció; se asustó y huyó. Significo más de lo que él hubiera querido que yo significara.
La pasión era el centro de nuestro vínculo, pero al nacer en él una ternura inesperada, pensó que no podía permitírselo. No estaba preparado para nada más que ese juego nuestro, pero aquello se le salió de control, y ahora tiene sentimientos amorosos que no se atreve a reconocer.
P. está enfocado en su trabajo, sus proyectos personales, la economía material y su familia. Lleva una vida estructurada, sin desviarse de su línea de comportamiento. Tiene todo planificado. Sin embargo, lo saqué de su rutina y, sin proponérmelo, me gané un lugar en su corazón. Pero teme; cree que no sabrá darme lo que merezco y que terminaré decepcionándome al descubrir que no es para mí.
Por su pesimismo, no me ofrece nada. Ve obstáculos insalvables entre nosotros. Empatiza conmigo, sí, pero se controla para no revelar lo que siente verdaderamente.