lunes, diciembre 09, 2024
Mi compañera de trabajo tenía razón, estoy enflaquecida. Mi estómago parece el de un niño desnutrido. Bajé algunos pocos kilos. Hace días evito a R., así como P. me evita a mí. Si me quisiera, se comportaría como un hombre de verdad. Vuelve a demostrarme cuán insignificante soy para él, dejándome en claro que no le importa mi presencia. No es producto de mi fantasía de abandono, es la realidad. Hace una semana decía apreciarme, detesto que me mienta descaradamente. Siempre me esfuerzo por ambos, cuando él no hace nada por mí. ¿Ahora quiere rendirle fidelidad a S.? Creo que se acordó tarde. Tendría que haber sido más cuidadoso, y no dejar que ella descubriera un pelo mío en su auto. Da igual, S. ni siquiera me conoce. Desearía parecerme a ella, solamente por no haber vuelto a los brazos de P. Es una mujer inteligente, por eso P. la ama, además no puede poseerla. Yo, contrariamente, me siento estúpida. Entregada completamente a él, cariñosa y eróticamente. Soy demasiado joven para P. Mis sentimientos afectuosos me quitan el hambre y hacen humedecer mis ojos. Finalmente, esto es lo que merezco. Este es el hombre con el que soñé toda mi vida. Soy masoquista, porque no puedo alejarme. Sufro cada día, exceptuando los pocos momentos juntos. Mi felicidad se basa en unas pocas horas compartidas. Horas que P. ya no está dispuesto a pasar conmigo. Conversaciones que no desea tener... Soy una molestia. No tiene ningún motivo para volver a mí, así que me temo que terminamos definitivamente.