domingo, diciembre 22, 2024
Una habitación o una tumba, un colchón viejo tirado en el suelo y yo, en medio de una (otra) crisis de nervios. Mis ojos lloran sin control, mis manos no pueden detener las lágrimas. En mi vientre se retuercen dos serpientes. Me siento enloquecer, aniquilándome sin piedad. Más que una mujer, soy un monstruo que destruye todo lo que toca. Me temo que me perdí a mí misma, de la manera más humillante. Si tan solo hubiera alguien dispuesto a contenerme de mis gritos internos... ¿Y el regazo de mamá? No hay ningún refugio, solo un pozo a la vista de divinidades que se regodean. Las compulsiones, otra vez. Estoy demasiado enferma, incurable. Debería estar atada de pies y manos para no cometer ninguna locura más.