Luego de dos días en los que me he desvelado a las seis de la mañana, creyendo que mi sueño estaba regulándose, despierto en mi reconocida mezcla de ira triste. Sentada en el silencio de la madrugada, mientras mi ser, tenso, comienza a flaquear; una crisis que dura lo que un suspiro.
En mi mente, un teje de palabras ya dichas mil veces por P. y por mí; un hilo negro enmarañado que gira alrededor de mi cerebro. Un intento fallido de amistad, pues veinte días de discusiones en las que expresaba mi afecto, mi enojo, deseo y tristeza han sido suficientes para darle ¿fin? a nuestro vínculo.
P. ha decidido ponerle punto final a nuestras largas e intensas conversaciones, donde fluía un río de erotismo mutuo, reciprocidad deseosa y cariñosa. Hoy, ningún rastro parece quedar de aquello que tanto bienestar ¿nos? generaba. Las disputas diarias ocupan toda mi memoria, recordándome que ya no.
El motivo "oculto" de mi malestar es el ángel femenino bueno, una figura que se presenta con su gracia mientras yo aparto, distante, mi mirada. Una desconexión emocional importante, carencia que ha marcado mi niñez llenándome de agujeros afectivos, amnesias traumáticas en su origen.
Dependencia (de dependiente):
2. f. Relación de origen o conexión.
7. f. Situación de una persona que no puede valerse por sí misma.
Sinónimos o afines de dependencia: Adicción, necesidad, hábito, enganche.
Mi vínculo con P. refleja mi dependencia emocional, como si fuera una sustancia de la que estoy enganchada. No por el motivo fantaseado por él, es decir, mi enamoramiento; sino por el motivo real, mi pena originaria, valía inexistente. Mi apego ansioso es una contradicción en sí mismo.
Palabras derramadas sobre un cuaderno pálido mientras intento hacerle frente a la diversidad de mis emociones, contemplando una angustia solitaria que parece estar siempre al borde de la erupción. Pienso en mi situación actual, en cómo transito el correr de los días, sobre todo en la pena que me ahoga.
Tratando de no verter mis frustraciones sobre P. ni quedar fijada en el bucle de mis pensamientos negros. Queriendo conservar la calma de mi costado ansioso, deseando que llegue el lunes para tener sesión con A., quien será probablemente mi compañía en la playa, así como de mis aflicciones diarias.