Yo, perdida en la madrugada. Primero acompañada, luego sola, corriendo por pasillos blancos y luminosos en un lugar cerrado, escapando de la mirada de J. L. Yo, temerosa.
Al despertar, una mano se posa en mi hombro, y yo, giro violentamente, aún atrapada en mi fantasía revoltosa y agitada. Mis párpados, cobardes, se abren aliviados al no encontrar un laberinto físico. En mi mente, resuenan "Quién me ha robado el mes de abril" de Joaquín Sabina y "Eres como un laberinto" de Camarón de la Isla.
Noche de largo sueño, a diferencia de la anterior, donde lágrimas manchaban la aurora como gotas de llovizna. En lo bajo de mi pecho, siento la falta de alimento, resultado de una huelga mental e inquieta.