viernes, abril 19, 2024

A. me pidió que dejara a P. En un momento silencioso, teorizó que mi mirada perdida se debía al espiral de mis preocupaciones; yo asentí sonriente. Ausencia paterna vivida como angustiosa. Imposibilidad de ver mis logros sin contrarrestarlos. Me aferro al malestar, inventando preocupaciones como pintando nubes negras en un cielo soleado. Dificultades percibidas por mí como temores al fracaso. 
Cuatro meses sosteniendo mi vínculo con P., a pesar de la distancia. Tres encuentros íntimos. Afecto recíproco reactualizado. Temor a la pérdida y pensamientos catastrofistas. Percibo su alejamiento como el fin de todo lo construido. Imposibilidad de disfrute y tranquilidad. Sorprendentemente no fue el foco de mi sesión psicoanalítica.
Cuando pienso en dejar a P., aparece. ¿Cómo seguiré el plan de A. de decirle que estoy ocupada y no puedo acudir a su encuentro? ¿Si sé lo que es la necesidad, P.? Claro que lo sé. La necesidad desesperante, asfixiante, erótica y afectiva. Bonjour, homme parfait. En quoi puis-je vous servir? Merde. Dépendance.
En la tarde de ayer, R. me insistió tres veces para salir juntos. Yo estaba irascible, su tono de voz me despertaba una violencia inexplicable. Cedí mi dureza ante su dulzura y finalmente salimos al exterior. Aquello que tanto me atemorizaba, lo viví con total normalidad. R. dice que hiberno adelantándome al invierno y que duermo mucho. Ermitaña y glacial, aunque sonriente y evitativa de mis dificultades relacionadas con el sueño, y los afectos, y...