Despierto primero a las cuatro y luego a las seis. Salto de la cama por una pesadilla. Estaba sola en casa, las habitaciones estaban a oscuras, afuera había un hombre que me causaba un profundo terror y temía ser lastimada. Llamaba a R. e intentaba buscar ayuda, pero nadie podía ayudarme.
La soledad parece resultarme peligrosa, pero según A. también temo al acercamiento emocional. ¿Cómo podría hacerlo si estuve escribiéndole a P. durante toda la semana? Me esforcé tanto por salvar lo nuestro que ahora temo ser la abandonada. Me rendí ante los intentos, perdí la partida y eso me genera una profunda tristeza.
Hace algunas horas pensé que, aunque pudiera haberme equivocado, le dije todo lo que sentía (ya no hay más). Supongo que tendré que aceptar este impasse, la incertidumbre de no saber qué pasará con nuestro vínculo (¿se habrá roto definitivamente?). Quizá sí sirvo para las relaciones, busqué incansablemente la comunicación (¿será este espejo mi karma eterno?).
Los ruidos provenientes de la calle me ensordecen. Desayuno, recuerdo que la mañana de ayer comenzó de manera similar. He vuelto a descansar. Soñé que mi padre comprendía mi forma de ser y me trataba con paciencia, lo que me emocionaba. No tardo en entrar en el bucle de mis pensamientos angustiosos, esta vez me entrego al ruido y a las tareas pospuestas.
Encuentro el DVD de Buscando a Nemo. El recuerdo del pez pequeño que se pierde me despierta un gran bloqueo. "My lover stands on golden stand", esta letra me conecta con el recuerdo de l'homme parfait. Merde.
Selección de escenas:
5. Alejarse
6. Nemo se pierde (je me perds)
10. El abismo
26. Adiós Dory (au revoir P.)
27. Nemo y Dory (nous?)
29. Unión (amour? passionné? rien?)
La noche ya está aquí. Pasé el día haciendo cosas para silenciar mi mente. La llama de la vela se consumió por completo. Estaba distraída con la visita de S., la única que tiene un indicio acerca de mi dolor. Es tan amorosa. Luego me envió un mensaje, agradeciéndome "por todo", llamándome "mi amor" y diciéndome "te quiero". Aún no le he respondido, pues me mimetizo con P. (le propuse vernos, ¿aceptará?).
R. no parecía fastidiado por la escena de anoche. Mientras escribo esto, P. me responde que puede verme el martes. Yo sonrío y respiro profundo para no llorar de alegría. Detengo las lágrimas con mis dedos índices y sonrío pícaramente. ¿En qué estaba? Ah, sí, R. A veces pienso que es muy difícil entenderme, supongo que de ahí mi sueño de esta mañana con mi padre (quien sorprendentemente me ha escrito hoy, tampoco le he respondido). ¿Será que el mundo me parece menos terrorífico? Me río de un comentario que hace R. mientras habla por teléfono con su "peor es nada". ¡Qué alegre estoy!