Es de madrugada y R. se ha ido, estoy completamente sola. Oigo ruidos que me inquietan y generan un profundo temor. Me acerco a cada rincón de la casa vacía, excepto uno: la habitación de S. Abro persianas, mi mirada se dirige al exterior oscuro, buscando alguna sombra movediza. En medio de una crisis de agitación, pienso en llamar a P. para tranquilizarme con su voz calmada y dulce. También considero recurrir a M., para que venga a hacerme compañía. De ningún modo quiero preocupar a R. ni interrumpir el descanso de A. Supongo que es hora de enfrentar mis miedos y mis pensamientos tortuosos.
De repente, siento pasos familiares acercándose. R., al observar la luz que sale por la puerta de mi habitación entreabierta, me pide que descanse. Se me escapan algunas lágrimas, pues lo he logrado. He estado sola, conteniendo mi necesidad de recurrir a alguien. Me he calmado a los pocos minutos, concentrándome en otros estímulos. La tensión de mi cuerpo desapareció a las tres de la mañana, pudiendo así alcanzar el tan ansiado sueño. Casi diez horas después, R. me adelanta la visita de S. y sus hijos. Almuerzo después de ¿un mes? C. dice que no doy señales de humo (¿de vida?).
Salida familiar al exterior. Mi mirada se detiene en el gran Lito Vitale, subido a un escenario. Risas cómplices con S., como siempre. Pienso en cuánto me gustaría estar recostada en el pasto con P., fundiendo mi mirada en la profundidad de sus ojos. Sin embargo, no tengo noticias ni palabras suyas. Me pregunto qué podría regalarle para su cumpleaños número treinta y cinco, luego viene el pensamiento angustioso de que no volveré a verlo. ¿Por qué no quiere compartir un momento conmigo? ¿Por qué no podemos estar juntos, hablando y riéndonos? O en silencio, pero juntos.
En cuanto a las horas que restan para finalizar este día, supongo que veré una película o me distraeré con sonidos. O me perderé en el silencio, o me abandonaré en la cama. Anhelo descansar, como si no hubiera dormido en años. Me sumiré en mi indiferencia o encontraré alguna actividad para entretenerme. Ni siquiera puedo identificar cómo me siento en este momento. ¿Cómo saberlo? Algunas palabras escritas por mí en la oscuridad de la madrugada: libertad, desapego, realidad, individualismo, aprendizaje.