miércoles, abril 24, 2024

"¿No comés?", preguntó R., después de un ayuno de dieciocho horas. "No dije nada", manifestó al verme sosteniendo una taza de chocolate caliente. ¿Ya mencioné que, por mi condición de ermitaña, hace años suelo evitar cualquier acto de alimentación frente a alguien? Merendé en la cama después de ducharme y cambiarme de pijama. Esto último me costó demasiado; mi cuerpo anhelaba fallecer en la comodidad de la cama, adolorido como nunca antes.
Recostada, siendo observada por la mirada penetrante de mi gata mientras le hacía caricias, pensaba. ¿Cuándo empecé a refugiarme en la fantasía? Se me ocurre que si escribiera un libro, probablemente me gustaría titularlo "F. en el país de las fantasías", ¿no es ingenioso? Me recuerdo en mi más tierna infancia, rodeada de peluches; entre ellos, un oso con una bufanda y un gorrito adorable. Quizá lo que más me gustaba era su tamaño y su suavidad, ya que podía estrujarlo contra mí cuando necesitaba un abrazo. Me imagino rodeada de objetos inanimados y almohadones, creando un escenario lúdico en cualquier lugar.
Me pregunto cómo fueron los primeros años de vida de P. ¿A qué le gustaba jugar? ¿Tenía armas de juguete o tal vez autos pequeñitos? ¿Jugaba a la pelota, le gustaba construir castillitos en la arena? ¿Era curioso? ¿Hacía muchas preguntas? ¿Cómo descubría su entorno? ¿Era travieso? ¿Tenía amigos? ¿Le gustaban los cuentos? ¿Amaba a su madre y odiaba a su padre? ¿Jugaba con ramas caídas, cortaba el pasto con sus manos, se escondía detrás de árboles? ¿Cómo era hace treinta años? ¿Solía enojarse y estar serio, era un niño sonriente? ¿Qué hacía cuando se sentía triste: lloraba, alguien lo contenía?
¿Por qué estoy pensando en esto? ¿De dónde proviene mi angustia? ¿Por qué sueño con el exterior o con mis padres? ¿Por qué me encuentro tan sensible y al borde del llanto? En el silencio aburrido, un millón de interrogantes vienen a mí. Podría estar con A., L. y T., o conversando con P., leyendo o distrayéndome del caudal de mis pensamientos, pero prefiero el encierro mudo.