martes, octubre 10, 2023

En la bruma de la vida, una gota de agua se posa en mi ojo izquierdo, mientras observo un cielo blanco perforado. El viento desgarra mi vestimenta y amenaza con llevarse mis últimos latidos. Las ramas de los árboles oscilan lentamente, como sombras que no son hojas, sino monstruos que avanzan para devorar mi infancia angelical. Inhalo el aroma del pasto empapado por la lluvia y un fuego interno me hace respirar profundamente. A lo lejos, vislumbro una montaña rojiza o quizás un volcán en erupción, expulsando mis deseos que no me pertenecen.
Luces cálidas y frías me envuelven, atrapándome con su enigma. Un perro ladra y un gato maúlla como si quisieran escapar de un destino inevitable. Las nubes se abren, y una escalera invisible termina a mis pies, llamándome desesperadamente. En un clavo altísimo, encuentro equilibrio; el hambre y el frío se disuelven en la nada. Una calesita gira sin fin, pero no puedo alcanzarla. El sueño se me escapa entre los dedos, como arena fina. Mis ojos siguen objetos en movimiento mientras mi mente anhela escapar al país de nunca jamás. 
Oigo el lejano estruendo de un tren, aunque no puedo verlo, pero sé que se lleva consigo algo preciado con violencia. A pesar de ello, no reacciono ni entro en pánico; me envuelve una paz atónita.
P. también anhela lo imposible. El viento arrastra con furia unas cortinas envueltas en llamas. Lo imagino, agradecido, tras alcanzar un punto culminante de excitación. Su figura se dibuja en la penumbra que es su cuerpo o su cárcel. Un cuentagotas con la sangre de mi pecho se convierte en un río profundo de dolor. Un humo negro y asfixiante, la realidad misma, lo inunda todo.
He recordado las palabras de Pizarnik sobre la imposibilidad de un amor que no muere. Mi visión se nubla y la gris realidad se apodera de mí. Una cometa enloquecida danza en lo alto del cielo, y cuando abro las manos, cae en llamas, quemándome. Llamaradas de pasión y odio se reflejan en mis ojos. Culpo al hombre que la lanzó hacia mí, grabando su inicial en un material ignífugo para que la recuerde, incluso cuando las vendas envuelvan la carne abierta de mis dedos. Bajo mis uñas, entre la tierra y la mugre, yacen los restos de mi amor enterrado.