La idea de adentrarme en una fantasía compartida con él, choca de manera inquietante con mi perpetuo temor a un embarazo no deseado. A pesar de ello, mis miedos y deseos danzan en una sinfonía obsesiva en mi mente, como sombras que se entrelazan.
Me visualizo en sesión psicoanalítica, con una mirada firme que escudriña mi discurso. Sin lugar a dudas, surgiría la interrogante sobre el papel que P. juega en este vínculo con A. O quizá sea mi propio subconsciente el que insiste en traer a P. de vuelta, como una sombra incansable que persiste, incluso cuando intento alejarla.
Anhelo que P. pudiera sumergirse en las profundidades de mi ser, como un intrépido explorador navegando los oscuros mares de mis pensamientos y deseos más íntimos. Sin embargo, a pesar de las tentaciones y dilemas, la pasión que siento por él es una fuerza indomable, una llama que continúa ardiendo, incluso cuando otra daga ha sido clavada en mi corazón.