miércoles, octubre 18, 2023

Vull ser lliure com l'ocell que va sortir de la presó i vola finalment. Rastros de ansiedad persistieron en mi mente durante las horas insondables de la madrugada, como un eco incesante que reverberaba en el vacío de la noche. La agitación interior, tan turbulenta como las olas rompiendo en la costa, no me permitía hallar reposo. Cada pensamiento era una ola que se estrellaba contra la orilla de mi conciencia, anticipando la mera idea de enfrentar el mundo al alba. Ahora, mientras escribo estas palabras, finalmente puedo saborear una calma que, hasta hace poco, me resultaba inalcanzable. Aun en esta serenidad, no me atrevo a correr la cortina y desvelar el exterior, como si temiera que la luz del día pudiera romper el frágil equilibrio que he alcanzado.
En los últimos días, me he sumergido profundamente en la historia de dos jóvenes cuyo amor, a pesar de manifestarse en gestos indisimulados y tiernos, jamás pudo ser expresado abiertamente. Cada página de su historia era un recordatorio doloroso de la represión y las personas que los obligaban a ocultar lo que sentían. Siento una vergüenza silente, como si una presencia inexistente, quizás P., me observara fijamente a los ojos en este mismo instante, como si su mirada penetrante pudiera ver a través de mi alma y juzgar mis propios secretos. 
Mi tormentosa relación con la comida continúa sin mejoras apreciables. No logro entender cómo mis piernas, en un acto de resistencia, siguen sosteniendo mi propio peso, como pilares de fuerza que desafían la gravedad. Pero mi cuerpo completo grita de agotamiento y desgaste, como un vórtice que amenaza con arrastrarme a su interior, mientras intento mantener la compostura y la apariencia de normalidad.
Mientras escuchaba la canción titulada "Reniego haberte encontrao", interpretada por Camarón de la Isla, su voz parecía dirigirse a un Dios, pidiendo compasión por cualquier mal que hubiera cometido. Sin embargo, en mi propio desamparo, carezco de una divinidad a la cual dirigirme. Me encuentro en un lugar de profunda soledad espiritual, sin saber a quién rogar clemencia.